Redacción: Ana Mendoza
Ana Durán Salvatierra, jefa de Misión de Organización Internacional para las Migraciones (OIM) Colombia, detalló cómo ha sido la respuesta de la OIM en el país durante la pandemia por COVID-19
¿Qué está haciendo la OIM en Colombia ante en esta emergencia?
—El COVID-19 es una crisis de salud global como ninguna otra que está esparciendo mucho sufrimiento humano en el mundo, desestabilizando la economía global y amenazando la vida de muchas personas. Hay una gran preocupación por el impacto que está causando esta pandemia en las poblaciones más vulnerables en el mundo y, en el caso nuestro, en el interior del país. Es cierto que, a pesar de los múltiples esfuerzos de las autoridades colombianas vienen realizando junto con las autoridades de control que también están muy involucradas y los socios de la Cooperación internacional, el acceso a medios de vida se convierte en el gran desafío que trae consigo graves consecuencias socioeconómicas, de salud y de impacto en temas de protección. Para las poblaciones más vulnerables como los refugiados, los migrantes provenientes de Venezuela, las comunidades de acogida, los grupos étnicos, los excombatientes y las víctimas del conflicto armado en Colombia son focos de población muy vulnerable. En ese sentido, desde que el presidente Iván Duque estableció la cuarentena obligatoria, el 25 de marzo, desde la OIM en coordinación con el gobierno nacional y los gobiernos locales, junto con otras organizaciones del sistema de Naciones Unidas, ONG’s y la Cruz Roja, hemos tratado de ajustar nuestras intervenciones para acompañar y complementar los esfuerzos del Estado colombiano para garantizar, primero, el derecho a la salud y a los medios de vida de ante el COVID-19 en línea con las medidas de bioseguridad que ha estado presentando e implementando el Ministerio de Salud como por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Hemos apoyado a la red hospitalaria y a las entidades territoriales de salud para llevar a acabo tamizajes y entregas de unos 300 mil elementos de protección personal y de bioseguridad. También, hemos dotado de 81 carpas a la Red hospitalaria y a las secretarías municipales y departamentales de salud en 22 municipios para el aislamiento de pacientes con síntomas respiratorios. Hemos entregado al menos cuatro mil kits alimentarios a grupos étnicos que se encuentran, sobre todo, en el Norte, Centro y Occidente del país: se han beneficiado 18 mil personas. Hemos entregado kits sanitarios y de bioseguridad a 18 mil mujeres y sus familias, víctimas del conflicto armado en el Norte del país. Hemos entregado kits de trabajo a mujeres indígenas de la Amazonía, al Sur del país, siendo un territorio en el que no habíamos entrado. Entregamos entre mil filtros y carrotanques a comunidades indígenas que beneficiaron a siete mil personas. Hemos entregado piezas informativas, traducidas en tres lenguas indígenas apoyando la labor de prevención en salud. Hemos realizado más de 300 actividades pedagógicas, de comunicación y prevención en las zonas rurales del país, donde se encuentran poblaciones importantes de excombatientes. Hemos apoyado proyectos de generación de ingresos para que las víctimas del conflicto produzcan tapabocas en tela, como una forma de ayudar a la economía. Y, estamos trabajando, fuertemente, en campañas contra la xenofobia y lucha contra la trata, ya que etas situaciones se han exacerbado en el contexto.
¿Cómo se da operativamente la articulación con las entidades de Gobierno nacionales y locales?
—Nuestra articulación con las entidades del Estado colombiano viene por diferentes frentes. Por ejemplo, teniendo en cuenta la particularidad étnica de los territorios e 12 departamentos de Colombia es indispensable articular con las alcaldías, las autoridades locales, las autoridades tradicionales, incluyendo los resguardos indígenas y los concejos comunitarios. Estos procesos no son sencillos; pero hemos trabajado en ello. Esto, nos permite garantizar que las ayudas lleguen a estos grupos étnicos que más lo necesitan, evitando, también, aglomeraciones y riesgos de contagio. Con respecto a la asistencia humanitaria con víctimas del conflicto, trabajamos con entidades como el Sistema Nacional de Atención y Preparación a las Víctimas; el Sistema Integral de Justicia, Reparación y Garantías de no repetición, y otras entidades. En materia de salud, tenemos una comunicación estrecha y constante con las autoridades de salud a niveles nacional y departamental, bajo los enfoques territorial y diferencial. Esta articulación se puede reflejar en los procesos de instalación de capacidades institucionales que adelantamos como la dotación de espacios protectores para niños, niñas y adolescentes; la dotación de elementos para el funcionamiento de espacios de registro y de atención integral a la población refugiada y migrante proveniente de Venezuela. También, trabajamos directamente con las comunidades de acogida. Entre abril y junio se capacitaron 700 funcionarios públicos en estándares y prácticas de asistencia; así como de protección a las poblaciones refugiada y migrante.
¿Qué está haciendo la OIM, durante la pandemia por COVID-19, en la población venezolana?
—Una de las poblaciones más vulnerables son los refugiados y migrantes venezolanos. El Gobierno ha venido incluyendo a esta población dentro de sus estrategias para evitar la propagación de COVID-19 en el territorio colombiano y, en ese sentido, nuestra respuesta está centrada en acciones puntuales: entrega de 725 kits de aseo, higiene, dormida, salud; unos dos mil 500 kits de alimentación en diferentes municipios del país y en zonas de frontera. Hemos ampliado de 12 a 20 los alojamientos temporales en 10 ciudades del país para garantizar el aislamiento preventivo, incluyendo todos los protocolos de seguridad requeridos. Hasta la fecha se han beneficiado al menos dos mil personas. Hemos adecuado 42 líneas telefónicas para la atención de necesidades particulares de refugiados y migrantes en siete territorios del país, con un promedio de 500 llamadas semanales. Apoyamos la atención integral en salud con las poblaciones colombianas y venezolanas más vulnerables lo que nos da una cobertura importante en inclusión, de acuerdo con las necesidades y contextos territoriales. Hemos facilitado la participación de unos 320 profesionales interdisciplinarios en salud como gestores comunitarios, enfermeros, epidemiólogos, especialistas psicosociales y expertos en salud pública. En este contexto de COVID-19, hemos brindado ayuda a más de 325 mil venezolanos. Nuestro mandato misional no contempla el apoyo a retornos, pero sí hemos dado asistencia humanitaria y se ha mantenido enfocada en acciones sanitarias para reducir los riesgos de contagio y atendiendo a la asistencia psicosocial.