HelpAge International, Humanity and Inclusion, Solidarites International y Pastoral Social desarrollan un programa de ayuda humanitaria urgente en las comunidades migrantes que sobreviven sin comida suficiente ni saneamiento básico.
Kits de higiene con desinfectantes, jabón y tapabocas serán algunos de los artículos que se entregarán gracias al apoyo financiero de la Fundación Start a las comunidades migrantes en situación de vulnerabilidad para proporcionar medidas de prevención y control de infecciones. El suministro de agua también hará parte del programa de ayuda humanitaria que busca informar y apoyar a la población que podría verse más afectada por los impactos sanitarios, sociales y económicos a personas con discapacidad y personas mayores.
Antes del inicio del brote del COVID-19, los migrantes mayores de 60 años ya enfrentaban múltiples riesgos para su bienestar, particularmente en La Guajira, departamento colombiano que alberga el tercer mayor número de venezolanos en el país.
Mientras muchos venezolanos están sufriendo en las calles de Colombia, sin la supervisión del gobierno, esto es aún peor en La Guajira, donde una gran comunidad de venezolanos migrantes vive en asentamientos informales sin acceso a necesidades básicas como agua potable, instalaciones sanitarias y servicios de atención médica, causando múltiples desafíos para su cuidado y bienestar.
Esto es particularmente difícil para los migrantes mayores, muchos de los cuales tienen afecciones de salud subyacentes, como hipertensión, problemas gastrointestinales, problemas respiratorios, diabetes y cáncer. Muchos de los que sufren de estas enfermedades crónicas, también carecen de acceso a medicamentos o viven con diferentes tipos de discapacidades sin recibir la atención médica que requieren.
“El COVID-19 está teniendo un impacto devastador en los migrantes venezolanos que huyeron a Colombia para escapar de la crisis económica en sus hogares. Desde que el brote del coronavirus empezó, los programas de ayuda se han reducido, dejando a la comunidad migrante sin alimentos, atención médica o saneamiento”, dijo Marcela Bustamante, representante para América Latina y el Caribe en HelpAge International. La organización global también agregó que los migrantes venezolanos viven con el índice de necesidades básicas insatisfechas más alto en Colombia.
A su vez, HelpAge International reveló que los migrantes de mayor edad se enfrentan a significativos riesgos en su vida diaria, muchos de los cuales se espera que empeoren debido al COVID-19. Las instalaciones de saneamiento son muy pobres y el 84 por ciento de las personas mayores no pueden lavarse las manos, una medida de protección básica contra el virus.
El 61 por ciento de los migrantes mayores que viven en estos asentamientos informales en La Guajira no tienen acceso a un baño, y el 64 por ciento no tiene instalaciones para bañarse. Más de la mitad no tiene suficiente comida y el 78 por ciento no tiene acceso a agua potable.
“Cuando llegué a Colombia lloré todos los días durante dos meses preguntándole a Dios por qué si teníamos un techo en Venezuela, aquí tenemos que sobrevivir sin trabajo, durmiendo en el piso, sin comida, una casa o un baño”, dijo Marlene Canache, de 65 años.
Marlene es una migrante venezolana que actualmente vive con su hijo en un asentamiento informal en La Guajira. Salió de su casa porque no podía pagar la comida en Venezuela, dejando atrás a una hija que sufre de leucemia, ahora Marlene vive en condiciones intolerables en La Guajira sin comida, baños o saneamiento. No puede permitirse el lujo de volver a casa, pero tampoco puede mantener a su familia en Colombia.
“La pandemia del COVID-19 ha empeorado la crisis humanitaria en La Guajira. La situación política y humanitaria en Venezuela ha creado mayores desafíos en el manejo de necesidades de las vastas comunidades de migrantes que viven de una economía informal, que ha sido suprimida desde que comenzó la cuarentena”, dijo Bustamante.
A pesar de los esfuerzos del gobierno colombiano y las autoridades locales, la capacidad de recepción local en La Guajira ya estaba luchando con la alta afluencia de venezolanos. Esto se ha acentuado desde que comenzó la pandemia, ejerciendo una presión sobre sectores como la salud y la prestación de servicios básicos como el acceso al agua.
Se necesita especial atención para apoyar la prevención de la transmisión del COVID-19 y enfocarse en la respuesta humanitaria hacia la población que podría verse más afectada por los impactos sanitarios, sociales y económicos como las personas mayores, personas con discapacidad, caminantes venezolanos, personas sin hogar y repatriados. Se hace un llamado a todos los trabajadores humanitarios para que incluyan a la población mayor y con discapacidades en su respuesta.