“Integrándonos construimos Futuro”, así lleva por nombre el proyecto por medio del cual la corporación organización El Minuto de Dios, con el apoyo de Usaid, Acdivoca y la Fundación Cea con su plataforma Hands for Change, respaldan desde el año pasado a 100 familias, entre migrantes venezolanos, colombianos retornados, indígenas wayuu, así como también a propias del municipio Maicao. El proyecto concluyó a principios de este mes impulsando unidades de negocio por medio capital semilla, beneficiando así a personas en condiciones de vulnerabilidad, se trata de un proceso con enfoque reconciliador, fuerte incidencia psicosocial y componente empresarial que inició en el mes de agosto.
El proyecto se socializó en tres asentamientos de Maicao, los barrios Monte Carlos y La Bendición de Dios 1 y 2, y tras una serie de talleres impartidos en las mencionadas comunidades, se le brindó apoyo a 100 emprendedores a través de la entrega de un capital semilla, personas que tuviesen negocios y llevaran más de seis meses en operación, así lo explicó Lizzeth Lozada, profesional empresarial
“Principalmente se brindó apoyo a población migrante venezolana, colombianos retornados, población receptora que vivan acá, también víctimas de violencia, población zenú, esto quiere decir que proyecto logró cubrir a otros tipos de población vulnerable. Teniendo presente el componente empresarial, a los beneficiarios se les ha hecho mucho énfasis en que se trata de proyecto de vida personal para que ellos reconozcan la importancia de reconciliarse frente a todas las situaciones que les ha tocado vivir en su vida, y que esto de alguna se refleje el progreso que ellos pueden llegar a tener, si logran desarrollar de manera adecuada esas unidades productivas”, indicó
Según Lozada, las áreas impulsadas con el capital semilla son artesanía, confecciones, alimentos, belleza, venta de bebidas calientes, floristerías, zapaterías, agroindustria con pollos de engorde, una bloquera, entre otras, son básicamente los sectores abarcados.
Oportunidad para la reconciliación
Maryelis Flores es una joven venezolana que migró hace dos años a la ciudad de Maicao procedente de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, ella con un semblante emocionado habló del beneficio que recibió para emprender su negocio. “Mi capital semilla ha sido un horno, un freidor, una laminadora y una mesa de acero, mi negocio es de deditos, pasabocas, y todo lo que pueda elaborar a partir de la harina de trigo. Hace dos años cuando me vine de Venezuela, aunque soy profesional en administración de empresas, no pude legalizar mi título, y fue entonces que me tocó buscar alternativas para sobrevivir aquí”.
Comenta además que empezaron con la venta de “deditos”, vendiendo el producto de puerta en puerta en los diferentes barrios de la localidad fronteriza. “Esto representa una oportunidad de crecimiento emocional y económicamente, fue un proceso muy bonito, porque en primera instancia nos enseñaron lo que es la reconciliación, porque estábamos siempre a la defensiva por el tema de la xenofobia, pero el proceso de Avdivoca ‘Decido ser’, nos enseñó mucho que cada quien tiene una historia, cada persona tiene una circunstancia, que debemos respetarnos, y para mí hablar de reconciliación es que porque viví momentos tristes, pero de lo negativo, sacar lo positivo”.